¿Qué pueden hacer los líderes para evitar que el desconcierto, la preocupación y el temor bloqueen las oportunidades de aprendizaje que nos está ofreciendo esta excepcionalidad?
Cuando nos alcanzó la pandemia, muchos fuimos los que nos esperanzamos pensando que de esta circunstancia saldríamos fortalecidos. Tras la avalancha de cambios en las modalidades de trabajo que produjeron las organizaciones, cabe preguntarnos si realmente hemos aprendido algo provechoso.
Quienes trabajamos en educación y desarrollo sabemos que, sino el miedo, la sola preocupación que dispara la sospecha de una amenaza sobre nuestra estabilidad – laboral, económica, afectiva, social – o la incertidumbre sobre el futuro, distrae la atención que cualquier aprendizaje reclama.
Aquí, algunas recomendaciones a los líderes para que puedan gestionar esas emociones y ganar algo positivo de esta experiencia.
• Reflexión sobre la práctica: si queremos extraer de esta experiencia algún aprendizaje apliquemos las teorías del aprendizaje basado en la experiencia y el framework de Design Thinking. Generemos conversaciones destinadas a reflexionar y poner en palabras qué estamos haciendo, cuál es su sentido, qué podemos concluir, dudar y volver a concluir hasta redondear una idea que nos sirva para enfrentar otras circunstancias asimilables.
• Protección: la pandemia cierra la puerta de casa, pero amplía la entrada de los medios y la circulación en las redes. Los rumores, las opiniones interesadas, las fake news abundan en ellas aumentando el nivel de distracción y pueden llevar la preocupación a niveles nocivos. Es necesario que el líder disponga de y transmita información validada, realista, que fundamente decisiones y explicite cómo estas alcanzan a cada uno en el equipo creando la calma necesaria para la reflexión.
• Presencia y disponibilidad: para que esta reflexión sea posible es necesario que los encuentros diarios en la red no se limiten a la tarea. No abandonemos alguna dosis de humor, la pregunta por el estado de ánimo de cada uno, y destinemos tiempo y energía a pensar y aprender de todo lo que estamos viviendo.
Los líderes tienen la oportunidad de transformar esta experiencia inédita en aprendizajes y mejoras.